El tiempo y el dinero son cosas muy diferentes: el dinero lo podemos recuperar. El tiempo no.
Muchos de nosotros vamos por la vida «gastando» nuestro tiempo sin grandes reflexiones.
Mientras crecemos y hasta entrados en la adolescencia, usamos nuestro tiempo de manera totalmente arbitraria.
Respondemos a las exigencias de nuestros padres y profesores sin grandes discriminaciones.
También intentamos llevar el pulso y adaptarnos a lo social.
Nuestras mayores inversiones en estos años son esos lazos que creamos con nuestros primeros amigos y familiares.
Durante la adolescencia comenzamos a tomar decisiones más racionales.
Ya tenemos una mejor brújula para saber con quién queremos pasar más tiempo; en qué tipo de trabajo nos desempeñaremos mejor o qué queremos comer hoy.
Cuando llegamos a la adultez todavía podemos estar apegados a los modelos que nos «chipearon» cuando éramos más jóvenes: perseguimos viejos modelos como ser empleados o trabajar como operadores.
No es hasta la «adultez adulta», después de los 20-25, que tomamos control de nuestras propias vidas y comenzamos a invertir más conscientemente nuestro tiempo: con la persona con la que queremos pasar más tiempo o en la carrera que nos hemos trazado para seguir durante las próximas décadas.
El caso digital
Hay personas que comienzan a escribir un blog o a postear en facebook o instagram sin una misión clara.
Tal vez sólo quieren crear ingresos pasivos.
O ser famosos.
Si ninguna de las dos se hizo realidad ¿se trató de una inversión o un gasto de tiempo?
Objetivos de crecimiento personal sobre otros objetivos
Supongamos que nos ponemos como misión crear «ingresos pasivos» y usamos un año de nuestras vidas intentando lograrlo – con pocos o ningún resultado.
Si no aprendí nada nuevo y terminé frustrado y estresado, entonces sin duda fue una gran pérdida de tiempo.
Si aprendí cosas que me podrán servir para intentarlo de nuevo y mejor, que me hacen más «empleable», o que me hacen un mejor escritor, fotógrafo o emprendedor, entonces se trató de una inversión de tiempo.
Mi caso
Hace 10 años dedicado al mismo proyecto.
Ha sido una década emocionante en la que he aprendido de las diferentes etapas por las pasé.
Pasé de crear un nicho rentable (con mi guía de Lisboa), a una red con más de 20 guías de viaje a hacer un spin-off (mi última aventura con Viabam Tours).
Ha sido un camino de sangre, dolor y lágrimas.
Durante el camino aprendí a trabajar remotamente como freelancer.
Luego me transformé en emprendedor.
Y con algo de tiempo, tal vez sea inversionista.
Me ha tocado aprender sobre lo más importante de llevar un negocio online: finanzas, planes de negocio, estrategias de publicidad, gestión de personal, y un montón de cosas en las que no tenía ningún tipo de expertise.
Con esto no quiero decir que he «invertido» todo éste tiempo en asuntos útiles y productivos.
Han habido muchos fracasos, tiempo perdido, proyectos olvidados, dinero desperdiciado, etc.
Sin embargo, si todo se acabara hoy, éstos 10 años con mi propio proyecto han sido una gran inversión de tiempo con un retorno brutal.
Siento como si hubiera hecho un MBA y además, lo hubiera aplicado a un caso de la vida real.
Poner una orden «Stop Loss»
Pocas veces sabemos de antemano si lo que haremos hará una gran diferencia o si mejorará nuestras vidas en el futuro.
Muchas veces nos quedamos más de lo posible en una relación, un proyecto o un empleo pensando que las cosas mejorarán.
Lo cierto es que si una situación ya se ve mala, es poco probable que se ponga mejor.
Y habiendo tan poco del recurso «tiempo», no es muy buena idea gastar más de lo necesario en ésos asuntos.
Hace poco leí en éste libro de Dale Carnegie un concepto que me pareció perfecto para optimizar nuestro tiempo y toma de decisiones.
El término de «Stop Loss» proviene del mundo de la bolsa y se traduce literalmente en «Detener la pérdida«.
Ejemplo: Supongamos que compras una acción por 50$ creyendo que va a subir en el futuro.
Sin embargo, también puede bajar.
Si pones una orden «stop loss» por 45$ no habrás perdido más de 5 dólares, y pudiste controlar la pérdida en tu inversión.
Es, es pocas palabras, un riesgo controlado. Perfecto para dominar el miedo de comenzar nuevas cosas.
Antes de comenzar a invertir tiempo en algo, estaría muy bien si pudiéramos hacer una orden de «detener la pérdida».
Es decir, tratar de controlar de alguna forma la inversión de tiempo y el retorno que nos da esta inversión en nuestras vidas: más felicidad, más dinero, etc.
Si por el contrario comenzamos a perder recursos, es momento de dejar de perder ése tiempo en nuestras vidas.
Un ejemplo clásico es la adicción al móvil: casi nunca nos dejan algo más que tiempo perdido, con muy poco retorno de nuestra inversión de tiempo.
La foto que abre el post es el Ferry que nos llevó por la región de Hakone en Japón, Primavera 2018. Crédito: Flavio Amiel
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