¿Qué es la felicidad? ¿Cómo se mide? ¿Es mi felicidad igual a la tuya? ¿qué tanto influye el contexto en nuestra felicidad? ¿Está nuestra visión ajustada por supervivencia a nuevas situaciones para poder convivir con ella? ¿Por qué las personas que pasan por situaciones muy malas suelen decir «es lo mejor que me ha podido pasar»?
Esta y muchas otras son las preguntas (y respuestas) que se hace el autor Daniel Gilbert en su libro Tropezar con la felicidad.
Estas son mis notas sobre este interesante libro sobre psicología humana. Es un de mis libros favoritos.
Tengo un amigo que suele preguntar tras escuchar a sus interlocutores: «¿eres feliz?». Nunca se me había ocurrido pensar que es una pregunta muy inteligente. Y resume la idea de éste libro: basado en respuestas a semejantes preguntas podríamos hacernos una idea de cuál es el resultado de cierta experiencia. Y sopesar si sería una buena experiencia para nosotros mismos.
Control
Gilbert dedica una buena parte del libro a referir las múltiples trampas psicológicas de las cuales somos presas.
Según el autor, lo que nos hace humanos es nuestra «capacidad» de predecir el futuro (no el lenguaje o el pensamiento). Esta capacidad, además, es lo que determina nuestra felicidad.
«Nuestro cerebro es una “máquina de anticipación”, y “hacer el futuro” es la cosa más importante que hacemos». —@dantgilbert
El libro elabora en docenas de mecanismos psicológicos de comprensión del mundo con la única premisa de demostrarnos a los lectores que estamos equivocados.
Nuestro punto de vista, no es «objetivo». Coño, ni siquiera es real.
Estos fenómenos psicológicos son tantos y tan variados que no nos permiten darnos cuenta de nuestra propia subjetividad.
«Ver es experimentar el mundo como es, recordar es experimentar el mundo como era, pero imaginar… ¡ah! imaginar es experimentar el mundo como nunca ha sido, pero como puede ser». —@dantgilbert
Dentro de todas los procesos psicológicos que vivimos a diario, la imaginación es tanto o más importante que la propia realidad.
Porque esta nos permite sacar conclusiones sin dejar cabos sueltos.
Pero está claro que estas conclusiones muy bien podrían ser falsas, y ser simplemente una manera de controlar nuestro mundo.
«Es un hecho que los seres humanos vienen al mundo siendo unos apasionados por el control, y así se van también. Investigaciones sugieren que si pierden la habilidad de controlar las cosas en cualquier punto entre la entrada y la salida, se convierten en personas infelices, sin esperanzas y depresivas. En algunas ocasiones, mueren». —@dantgilbert
En pocas palabras, y según las conclusiones del autor, «perder el control puede ser peor que nunca haberlo tenido».
Contexto
El contexto es uno de los factores más importantes en nuestra comprensión del mundo.
En el caso de la felicidad, obviamente dependerá de los lentes que tengamos en el momento presente.
«Lo que podemos decir es que todas las afirmaciones de felicidad son afirmaciones desde el punto de vista de una persona —desde la perspectiva de un único ser humano cuya colección única de experiencias pasadas sirven como contexto, un lente, un fondo para la evaluación de su experiencia actual—. A pesar de que los científicos así lo desean, no existe una visión desde “ninguna parte”. Una vez que experimentamos algo, somos incapaces de ver el mundo como lo veíamos antes. Nuestra inocencia está perdida y no podemos regresar a donde estábamos antes». —@dantgilbert
Básicamente ajustamos las situaciones a nuestros pareceres, o nuestros pareceres cambian para ajustarse a las nuevas situaciones.
«Esta disociación entre el conocimiento y la experiencia puede hacer la diferencia con respecto a nuestras emociones». —@dantgilbert
¡Y tiene todo el sentido! La experiencia (física) es la única cosa «real» que tenemos.
El problema es que se distorsiona a través de varios factores: el tiempo, nuestras emociones en el momento, en dónde estábamos la última vez que recordamos algo, etc.
«Nuestra experiencia es la única cosa de la que podemos estar completamente seguros y que todo lo demás que pensamos que sabemos no es más que una inferencia a partir de eso». —@dantgilbert
La memoria es uno de los grandes contextualizadores de cómo recibimos la información. Es la jefa de nuestra comprensión del mundo. Parafraseando al autor: el ojo ve lo que ve, pero sólo cree lo que el cerebro quiere.
«En primer lugar, el acto de recordar implica “rellenar” los detalles que no fueron efectivamente almacenados; y en segundo lugar, por lo general, no podemos decir cuando estamos haciendo esto porque rellenando ocurre de forma rápida e inconsciente». —@dantgilbert
Muchas veces creemos en lo que vemos, y luego dejamos de creer cuando tenemos que ajustar a nuestra «realidad» (lo que nos gusta, en lo que creemos, etc.)
Ausencias
Esas cosas que dejamos de decir, de hacer o de tomar en cuenta, porque es uno de los trucos psicológicos que más dejamos pasar por alto (juego de palabras sin intenciones, ¡lo juro!).
«La incapacidad general para pensar acerca de las ausencias es una potente fuente de error en la vida cotidiana». —@dantgilbert
No sólo se trata de lo que vemos, sino (especialmente) de lo que dejamos de ver.
«De lejos, el mayor impedimento y la aberración de la comprensión humana surge de [el hecho que]… esas cosas que captamos a través de los sentidos superan a las cosas que, a pesar de que pueden ser más importantes, no captamos directamente. Por lo tanto, la contemplación por lo general deja cosas sin ver, tanto, que poca o ninguna atención se presta a las cosas invisibles». —@dantgilbert
¿Cómo elegimos cosas?
Cuando estamos seleccionando algo, consideramos los atributos positivos.
Cuando estamos rechazando algo, consideramos los atributos negativos.
«Al igual que la esponja, creemos que estamos pensando fuera de la caja sólo porque no podemos ver lo grande que la caja es en realidad. La imaginación no puede trascender fácilmente los límites de lo presente». —@dantgilbert
Quizás la conclusión más importante es que no podemos vivir sin imaginación, y por supuesto, no podemos prescindir de la realidad. He ahí el equilibrio.
«La mayoría de las personas piensan que van a lamentar las acciones insensatas más que las inacciones». —@dantgilbert
Esto es algo muy importante. Porque siempre estamos rechazando oportunidades. Pero rara vez (si acaso nunca) nos arrepentimos de estas ocasiones. ¡Menos mal! ¿no?
Biología
El autor nos explica desde el punto de vista biológico por qué muchas veces hacemos lo que hacemos:
«Debido a un gen que hicieron que los orgasmos se sientan bien, podrá ser transmitido de generación en generación, simplemente porque las personas que disfrutan de los orgasmos y están inclinados a hacer lo que les piden sus genes». —@dantgilbert
Si un orgasmo fuera una experiencia dolorosa, evitaríamos a toda costa tener uno.
«La capacidad de asociar el placer o el dolor con sus circunstancias es de vital importancia, tanto, que la naturaleza ha instalado esa habilidad en cada una de sus criaturas». —@dantgilbert
Por este mismo motivo muchas veces experiencias que pueden ser magníficas para algunos seres no lo son para otros. Es la razón por la que nuestra pareja no «vio» la misma película que nosotros.
«Recordamos sintiendo como creemos que debimos habernos sentido». —@dantgilbert
Conclusiones
El autor continúa de esta forma su camino hacia el final del cual construye varias conclusiones.
Algunas de las que me parecieron más interesantes son:
- Desestimamos que la mayoría de los seres humanos sentimos de las mismas formas (nos adaptamos, vivimos y sufrimos igual).
- Nos negamos a pensar que somos parecidos a otras personas. Somos incapaces de pensar que no somos seres emocionalmente únicos.
- La mejor forma de saber cómo podríamos sentirnos es preguntarle a alguien que en el momento presente esté sintiendo lo que queremos saber.
- Todos deberíamos tener un Volvo. (Si me preguntas en Twitter, te explico este caso).
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Fuente: post de mi autoría, publicado previamente en Medium
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